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El vigués Carlos Ordóñez es un veterano soldado que ha estado en los últimos casi 30 años en tantas batallas, solo o acompañado, como subgéneros electrónicos ha practicado: Techno como Prozack, house como Gauss, experimentalismo como Radio o música disco como Decodé.
Pero quizás el más peculiar de sus proyectos fue el brevísimo Grado 33 junto Alexandra Cabral, abortado en 2003, y con éste álbum del año anterior como único testimonio discográfico de su existencia. Fue publicado solamente en CD y nunca se ha reeditado, por lo que hoy es ansiada pieza de culto.
Su estilo es mucho más doméstico que el de proyectos anteriores o posteriores. Grabado en su casa, recrea con bastante fidelidad el sonido de bajo presupuesto de la cold-wave y minimal electronics de los primeros 80, añadiendo unos textos que a veces pueden ser hilarantes.
Intuyo que hay mucho cachondeo y parodia detrás del asunto, pero en cualquier caso creo que merece muchísimo ser recuperado, a pesar de que su artífice ha declarado en alguna entrevista que se arrepiente de haber llevado a cabo este experimento.
Como dije en el face, para mi una joya del Synth Wave o Cold Wave, o lo que sea.
ResponderEliminarEn cuanto a que se arrepiente, suele pasar en los músicos y grupos, pero muchas a postre, muchas veces, son sus mejores discos.
También leí hace tiempo que también pensaba retomar el proyecto. En cualquier caso, un álbum de culto y que vale la pena escuchar.
Saludos sintéticos.
Gracias, amigo, por comentar. Es cierto que las obras cuyos autores se arrepienten acaban pasando a la posteridad. Espero que sea el caso. Y sobre todo, me da esperanzas lo que dices de que igual se retoma el proyecto. Sería genial!
EliminarHola. Leí en una entrevista cuando publicó el disco, que cuando crío su hermano mayor escuchaba ese tipo de música y iba un poco con look siniestro. Era un poco recordar aquella época de su niñez. Saludos
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